Estas siglas son de origen inglés, realmente significan Respuestas evocadas auditivas de tronco cerebral. Dicho de otro modo, consiste en visualizar la respuesta en el cerebro ante el sonido.
Por lo tanto es fácil de comprender; si ante el sonido no hay respuesta BAER, el que el individuo no puede oír.
1.- ¿Son frecuentes los problemas de
audición en las mascotas?
Lo cierto es que no
hay estudios sistemáticos en España sobre el hecho. Si nos referimos a estudios
realizados en otros países, los resultados son diversos y tampoco están muy
sistematizados. Algunas cifras son
llamativas: por ejemplo, aproximadamente un 30% de Dálmatas pueden sufrir algún
grado de sordera. Otras razas muy
predispuestas son el Cataholula Leopard Dog (40% de afectados) o el Bull
Terrier (20% de incidencia), sólo por
mencionar algunas razas.
El problema
no tiene una solución sencilla, ya que el diagnóstico preciso de la
sordera no es una metodología extendida en la clínica. Los métodos
cualitativos, como la respuesta a estímulos sonoros, llamadas de atención con sonidos,
alteraciones del comportamiento, no son fiables ya que dependen de factores
ambientales y del carácter del paciente y propietario.
En cuanto al
diagnóstico exacto del grado, localización y etiología de la sordera,
prácticamente no hay datos, ya que las clínicas o centros donde se realizan los
test cuantitativos de audición necesaria para este diagnóstico son muy escasos.
2.- ¿Cuáles son las causas de la sordera
en animales de compañía?
Tampoco aquí se pueden
dar datos indiscutibles. Los motivos por los que se puede llegar a una sordera son
múltiples. Si tenemos que hacer una clasificación sencilla, las causas se
pueden resumir en dos grupos, las sorderas adquiridas y las sorderas genéticas
o heredables.
Corte de los huesos que rodean la coclea
Dentro de las
adquiridas, el origen suele estar relacionado con enfermedades que afectan al
oído medio o interno, es decir las
otitis
medias o internas, que cursan con inflamaciones agudas y/o crónicas del
conducto auditivo, tímpano u oído medio y cuyas causas pueden ser traumáticas,
infecciosas, parasitarias, tumorales o inmunomediadas, La afectación del
conducto auditivo y del oído medio puede agravarse y acabar afectando de manera
más o menos severa al oído interno,
produciendo problemas auditivos (por afectación de la cóclea) y
vestibulares, e incluso neurológicos. Otras sorderas adquiridas serían las
tumorales. Las tumoraciones del
pabellón, conducto auditivo e incluso las invasivas del oído medio, producen
condiciones inflamatorias e infecciosas asociadas que acaban desencadenando
otitis y a menudo sordera. Ciertas tumoraciones intracraneales, o nerviosas del VIII par pueden afectar a la
audición, también tumores primarios cerebrales o metástasis de tumores
localizadas en el encéfalo pueden llegar a afectar entre otras cosas la
audición.
Mención aparte son los
problemas, no siempre bien conocidos o tenidos en cuenta, de
ototoxicidad. Ciertas familias de
fármacos como los antibióticos aminoglicósidos (gentamicina, kanamicina y
afines), antitumorales, diuréticos, antiparasitarios, ácido acetil salicílico y
algunas formulaciones limpiadoras o antisépticas administrados localmente
cuando no hay tímpano íntegro, pueden llegar a producir sordera transitoria o
permanente. La lista de fármacos es extensa y por supuesto la pérdida de
audición del paciente es un problema colateral, que no deja de ser un mal menor
ante la gravedad de la patología que se está tratando. Por lo tanto podemos
considerar también las causas iatrogénicas, como una etiología posible e
irremediable ya que la solución clínica o quirúrgica de algunos de los
problemas descritos producen irremediablemente sordera como efecto colateral.
No podemos olvidar dentro de las causas adquiridas la
presbiacusia o pérdida de audición por envejecimiento. Este provoca
la degeneración o falta de elasticidad de las estructuras del oído, conducto
auditivo, tímpano, cadena de huesecillos, en definitiva una otoesclerosis por
envejecimiento, que puede verse favorecida por un historial médico de
patologías como las otitis, tratamientos medicamentosos de antibióticos etc.
Finalmente hay otra
causa adquirida, que puede producir sordera en animales de compañía, guarda,
caza, ambiente urbano o industrial, y que es la exposición al ruido crónico o
excesivo. Ciertos niveles de ruido muy elevado o la exposición a ruido de
intensidad media-alta de forma más o menos crónica, puede llegar a producir
sordera total o parcial. Actividades como la caza, la guarda en zonas
industriales y otras situaciones, pueden provocar este tipo de sordera
El segundo gran grupo
de causas es el Este es heredable
(aunque no en todas las ocasiones ) y afecta de modo fundamental
(aunque no siempre) a razas de perros y gatos en las que se dan capas de pelo
sin pigmentación o con distribución en manchas, generalmente asociadas a zonas
de piel sin melanina, totalmente rosada y en los que también pueden aparecer
iris y retina sin pigmentación, los típicos ojos azulados de gatos o perros. Se
podría decir que estos animales son “albinos a trozos”. La patología puede ser
o no heredable porque existe un gen asociado a pigmentación. Si hay un alelo
dominante en heterocigosis (u
homocigosis) que determina “color”, el animal no padecerá sordera. Hay alelos
recesivos que determinan ausencia de color, en tres grados o tres alelos que
determinan mayor o menor perdida de color. Esta situación se da en razas muy
presentes hoy por hoy como Bulldog
Francés e Inglés, Bull Terrier, Dálmata, Dogo Argentino, Setter Ingles, Cocker,
Pastor Australiano… gatos como Bosque de Noruega, Maine Coon o Persa, por mencionar
algunos, están predispuestos a padecer sordera hereditaria. Pero se mencionan
más de 90 razas de perros y gatos en los que se describe la sordera por causas
genéticas.
Los cachorros de estas razas predispuestas no nacen sordos,
pero al ir acabando su desarrollo orgánico extrauterino y hacia las cuatro semanas de edad, se
considera que su oído está maduro desde el punto de vista de umbrales de
audición y de frecuencias. Habría pequeñas diferencias temporales según autores
(de 2 a 4
semanas), pero las cuatro semanas es un periodo lo suficientemente largo para
haber dado tiempo de sobra a aquellos
animales predispuestos, a que pierdan audición.
Si es difícil detectar
en un animal adulto una pérdida de audición, imagínense en un cachorrito que
está en periodo de educación. Esto pasa casi absolutamente desapercibido hasta
que el propietario se ve con un cachorro muy crecidito y problemas de educación y obediencia. “El
perro no me hace ni caso” es una frase que se repite en estos casos sin
excepción.
“Las sorderas pueden ser de origen genético (y por tanto heredables) o
adquirido, por traumatismos o enfermedades que afecten a alguna estructura del oído o a sus
estructuras nerviosas (infecciones,
tumores, tóxicos, ruido o envejecimiento)”
2.1 El color del perro predispone a la sordera
Si, así es. Es una
cuestión genética y también una cuestión anatómica y fisiológica. Intento
explicarlo de una manera muy, muy resumida El órgano de la audición reside en
la cóclea, que junto a los canales semicirculares que proporcionan el
equilibrio, conforman el oído interno. La cóclea es un tubo cónico, enrollado sobre sí mismo en varias
espiras. Aunque está rodeado de hueso muy sólido, es un tubo membranoso dividido en tres
compartimentos rellenos de líquido. Dos de ellos, la Escala Vestibular y la
Escala Timpánica están interconectados y rellenos de perilinfa, cuya
composición es muy similar a la de otros líquidos orgánicos como el suero
sanguíneo. Su misión es “sencilla”: transmiten las ondulaciones del sonido,
recogidas por la oreja, conducto auditivo, tímpano y cadena de huesecillos, y
las conducen al verdadero órgano de la audición, el Órgano de Corti, que se
aloja en el otro tubo o compartimento independiente, la Escala Media. Aquí es
donde entra en juego el tema del color de la mascota. La sustancia que produce
la coloración de la piel, pelo y otros órganos pigmentados es la melanina,
producida por los melanocitos. Están células contribuyen al equilibrio bioquímico del líquido que
rellena esta cavidad, la endolinfa, que hace posible que las células
sensoriales de la audición, las células
ciliadas situadas en el Órgano de Corti, puedan nutrirse y mantenerse vivas. La endolinfa es secretada y mantenida por una
estructura fundamental en el oído, la Estría Vascular. Esta se mantiene en
condiciones anatómicas y funcionales idóneas siempre que exista una cantidad
suficiente de melanina en la zona para intervenir en su metabolismo. Si la
melanina está ausente, como ocurre en algunas razas de animales, la estría
vascular degenera y pierde su función, la endolinfa cambia sus características
bioquímicas y las células ciliadas mueren de modo irreversible. Esto produce la
sordera, que puede ser uni o bilateral, dependiendo de si la melanina falta en
una o ambas zonas. . Para este problema
no hay solución posible y la pérdida del oído se produce entre la segunda y
cuarta semana de vida del cachorro. De aquí la relación entre el color del
animal y la sordera.
“los melanocitos y uno de sus productos, la melanina, que producen el color
de la piel y pelo, son fundamentales para mantener vivas las células de la
audición”
Aspecto microscópico
de dos cócleas, en las que se encuentran diferencias morfológicas. En la estría
vascular (1) se observa a la derecha una estría vascular normal en grosor
frente a la misma (una zona mas
picnótica bajo el nº 1). Del mismo modo el Órgano de Corti (2) tiene un aspecto
más estructurado y las células ciliadas presentes y bien organizadas, mientras
que la foto de la izquierda presenta ausencia de células ciliadas y
desorganización estructural de la membrana basilar y células de sostén de las
ciliadas.
3.- ¿Es un problema que se detecta de
forma habitual y sistemática en la clínica diaria?
No, lo cierto es que
no es habitual la detección y el diagnóstico preciso y cuantitativo de sordera.
Se puede sospechar de ella, pero también es fácil achacar al paciente mal
carácter, falta de educación, cambio de comportamiento, e incluso agresividad.
En general la sordera se considera aún como un problema médico secundario de la
mascota. Lo que se detecta mas que la sordera es su repercusión, concretamente la
dificultad de comunicación entre el humano que cuida de la mascota y ésta. No es algo que se note o se vea a
primera vista, sólo se sufren las consecuencias de la difícil relación con el
paciente y la falta de comunicación. Dependiendo de la edad a la que se produce
la sordera puede aparecer un problema de dificultad de educación en el animal joven
o bien cambio del carácter cuando la sordera es adquirida y el animal ya es
adulto y ha sido educado con anterioridad.
El que el motivo de la
primera visita de un propietario a la clínica sea la sospecha de que su mascota
ha perdido audición no es muy habitual. Casi siempre se produce en situaciones
muy concretas. En propietarios de perros o gatos viejos en los que aparece el
fenómeno de envejecimiento auditivo, animales que han sufrido recientemente
episodios relacionados con una otitis (menos frecuentemente una enfermedad
sistémica grave), cuando el propietario de un cachorro de una raza predispuesta
ve que al crecer presenta problemas de carácter o de educación. Podríamos
incluir un caso mas, que sería el de un criador de una de las
razas predispuestas, que quiere ir seleccionando los reproductores que menos
descendencia de animales sordos produzcan para mejora de sus productos, o bien
aquellos otros a los que su Club Canino o Felino, les exige para el estándar
racial un animal libre de sordera. Esta última situación no es la norma y no
siempre se exige esta condición. Sin embargo otros países europeos, sí que
exigen animales libres de sordera para su importación con fines de reproducción
o para que los animales participen en concursos.
4.- ¿Cuáles son los métodos de
diagnóstico más habituales? ¿Son fiables en todos los casos?.
En cuanto al
diagnóstico, habría mucho de qué hablar. En muchos casos, el diagnóstico viene
previamente realizado por el propietario, sobre todo si hablamos de una sordera
adquirida en un animal ya mayor o en un adulto, en los que el comportamiento
del mismo cambia de modo mas o menos brusco cuando se queda sordo. Basta con
que haya tenido un periodo de educación o socialización previo, para que el
propietario, cuidador etc. se dé cuenta
de ciertos cambios de actitud o comportamiento que indican que el animal puede
no oír. Por ejemplo, un perro que deja de acudir a la puerta de una casa cuando
tintineamos unas llaves, o que no acude como solía ante el sonido del motor de
un coche de un familiar, o que no presta
atención a la apertura de una bolsa de golosinas, o que deja de acudir a
saludar al dueño de una nave o recinto guardado, puede ser un indicativo claro
de que algo le ocurre a su oído.
Luego se comienzan a
realizar de modo casi insconsciente por parte de los propietarios pruebas
sencillas, como someter al paciente a ruidos (bocinas, palmadas, silbidos) realizados
fuera de su campo visual y valorar si el animal
atiende a ellos…. o solo lo hace parcialmente, o no en todos los casos…
Estas tienen un valor relativo, ya que si la sordera de ambos oídos no es total o sólo es sordo de un oído, estos métodos no
arrojan prácticamente ningún resultado concluyente.
5.- Entonces … ¿ Qué tipo de diagnósticos
deberían realizarse, y si son varios qué diferencias existen entre estas
pruebas?
El diagnóstico exacto
requiere de uno o varios métodos cuantitativos, son métodos basados en técnicas
de electrodiagnóstico. Entre los más extendidos en veterinaria el primero con
gran diferencia es la prueba de potenciales evocados auditivos de tronco
cerebral (PEATC en español o BAER [Brainstem Auditory Evoked Reponse] en
inglés). Hay otros métodos que pueden complementarlos o sustituirlos, como las
otoemisiones acústicas (OAEs), los
productos de distorsión otoacústica (DPOAES) o los microfónicos cócleares. El
método BAER, es el más ampliamente usado en veterinaria, y nos da mucha
información de toda o casi toda la vía
auditiva, incluida la transmisión neurológica del sonido a través del tronco
cerebral. Tiene un valor añadido
fundamental respecto a las demás y es que permite la localización del lugar
donde se produce la sordera; otra forma de clasificar las sorderas es por su
lugar de origen. Las sorderas precócleares, cócleares o centrales tendrían
etiologías completamente distintas y su abordaje clínico es también muy
diferente.
Hay otras pruebas muy
específicas, como los DPOAES, que sólo miden la actividad de las células
ciliadas, los microfónicos cócleares que hacen hincapié en la correcta
actividad del Órgano de Corti, las Impedanciometrías para ver la actividad o
estado funcional del tímpano…. Pero como ya digo los BAER, son la prueba
estrella, ya que a la vez es poco o nada invasiva (basta poner unas agujitas o
electrodos adhesivos) y nos informa sobre toda la vía auditiva:
·
Nos indica
si el sonido llega al tímpano y a la cóclea y si lo hace con una intensidad
normal.
·
Si la Vía
Auditiva responde con una intensidad normal o no (por ejemplo una acumulación
de exudados o cerumen puede alterar esta intensidad, una rotura de tímpano,
envejecimiento de las estructuras, tumores o hemorragias intracraneales…).
·
Nos indica
si las células ciliadas y órgano de Corti tienen una actividad normal
·
También si
el nervio acústico y vías ascendentes del tronco cerebral funcionan
correctamente.
Por lo tanto nos
permite deducir si la sordera es conductiva (desde el pabellón auditivo a la cóclea)
o neurosensorial (problemas en la cóclea o vía nerviosa)
“Las pruebas diagnósticas de sordera más fiables son aquellas basadas en
técnicas de electrofisiología”
7.- ¿Todas las posibilidades diagnósticas
que comentas respecto al diagnóstico de sordera, han sido trasladadas a la
clínica veterinaria y son exactamente los mismos que los utilizados en medicina
humana?, ¿Son equiparables respecto a fiabilidad y eficacia?.
Todas
o casi todas estas pruebas de audición son consecuencia de la investigación realizada
a partir de la segunda mitad del siglo XX,
no sólo sobre animales sino principalmente en humanos. Se descubrieron
como pequeñas alteraciones en el electroencefalograma humano, cuando este se
veía sometido a ruido a la vez que se realizaba electroencefalografía. Más
tarde con la implantación de la informática en medicina, se ha facilitado su
perfeccionamiento, exactitud y extensión en medicina. Tanto los BAER como las OAE
(o los productos de distorsión DPOAES) son básicamente iguales en técnica entre
hombres y animales. De hecho el
diagnóstico se parece al realizado en medicina humana infantil. Ya que ambos
campos de actuación tratan a paciente con imposibilidad de comunicación verbal.
Por ejemplo, si un adulto humano se queja de sordera, seguramente será sometido
a una audiometría. Se le ponen unos cascos, se le introduce en una sala
insonorizada y se le dan instrucciones para que pulse un interruptor en función
de si oye o no un sonido que controla un clínico. Es decir, se necesita la
participación consciente del paciente humano. A un recién nacido o a un animal
no le podemos preguntar o decir que apriete un botón si oye. Necesitamos saber
si oye por otro medio en el que no tenga que intervenir conscientemente. La
alternativa consiste en el registro de la actividad de su oído y vía auditiva. Esta
actividad es una corriente eléctrica muy característica, incluso parecida entre
animales y hombres, y aunque hay diferencias entre especies, el registro
siempre responde a un patrón con forma de una onda con varios picos, normalmente
entre 3 y 5, que aparecen unos cuantos milisegundos después de haber estimulado
al oído (Ver figura 1).
Patrón de respuesta típico en especie canina, donde aparecen cinco picos
de voltaje registrados en la vía auditiva, en los primeros 10 milisegundos tras
administrar un estímulo sonoro (línea
azul). Cada pico se genera por la actividad de un núcleo de células nerviosas
por donde pasa o se modula el estímulo eléctrico (I y II, cóclea y nervio
acústico, III para los colículos inferiores B/ Información que se puede obtener
sobre cada registro BAER: i) Las latencias de cada pico (se generan en
distintas estructuras anatómicas de la vía auditiva) o tiempo en que aparecen
tras el estímulo nos indican si la velocidad de propagación del sonido y de la
electricidad producida en la cóclea es normal o no; ii) Derivada de la latencia, las latencias
interpico, nos informan del tiempo que tara el estímulo de llegar de un relevo
a otro, es decir que nos informa de modo particular de en que lugar está el
problema dentro de la vía auditiva; iii) La amplitud en voltaje de cada pico da
una idea de la excitabilidad y número de células implicadas en cada estructura
de la vía. C/- Esquema de la vía auditiva. La prueba BAER registra hasta los
colículos inferiores.
En
animales lo más habitual es que existan 4 ó 5 picos de los cuales el II y el
III son tal vez los más marcados, mientras que en medicina humana, lo normal es
que se encuentren al menos 3 picos principales, con el pico III bastante
patente.
Los
picos aparecen a tiempos fijos después del estímulo y también entre ellos hay
unas distancias temporales estándar (según las especies y tamaños). Es decir
que son bastante similares entre los individuos de una misma especie. Por lo
tanto, si estas ondas no contienen picos, o estos aparecen en tiempos anómalos,
entonces el sentido del oído está funcionando mal. Son muy constantes, y disminuyen
de amplitud y van apareciendo con un poco más de retraso de manera progresiva con
la disminución de la intensidad del sonido que los provoca. Cuanto más suave es el sonido, menor es la
respuesta, de tal modo que cuando la intensidad s lo suficientemente baja, no
aparece ninguna respuesta. A esta intensidad de sonido se la llama UMBRAL de
audición, y se mide en decibelios (dB). Los decibelios son la medida de la
intensidad de un sonido. Se puede decir que un animal tiene una audición normal
cuando sus umbrales están entre -20 y 20 decibelios SPL (dB SPL, Sound Pressure
level decibels), con umbrales mayores (según autores) ya se pueden considerar
animales con hipoacusia o sordera en distintos grados.
6.- Con relación a la audición en el
hombre y la comparación con nuestras mascotas, ¿cuáles son las
diferencias más importantes?.
Las diferencias
“anatómicas”, aunque existen, no son muy relevantes y están bien delimitadas a
pesar de que son muchas las especies con las que debemos tratar. Lo más normal
es hacer test de BAER en perros y gatos, pero en la clínica veterinaria, pueden
aparecer otras especies que necesiten estas pruebas, como caballos, ganado
vacuno de alto valor genético, por supuesto animales de laboratorio o animales
exóticos… entre todos ellos existen condicionantes y diferencias de respuesta
según la especie, pero en la mayoría están bien descritas. El tamaño del
cráneo, la cantidad de masa corporal que separa los electrodos situados en la
superficie de cráneo del tronco cerebral y la propia estructura de la vía
auditiva en el cráneo y cerebro, condicionan la morfología del registro.
Incluso dentro de la misma especie, existen diferencias de patrones auditivos
(diferencias en los trazados de BAER). Hay artículos que describen diferencias
claras entre razas como por ejemplo San Bernardos y Chuihuauas (por irnos a dos
extremos), o diferentes estirpes de
ratas o ratones ,etc. La prueba puede ser tan precisa que en medicina humana
por ejemplo, los parámetros de referencia de amplitudes y tiempos (Figura…..)
varían en milivoltios y milisegundos según se sea hombre o mujer.
La diferencia
fisiológica más clara entre especies es que no todas escuchan las mismas
frecuencias sonoras. Algunos animales escuchan frecuencias mucho más altas y/o
mucho mas bajas que los humanos cuyo rango auditivo se encuentra entre 20 y
20000 Hz. Gracias a la contribución de
diferentes autores sabemos rango de frecuencias en las que oyen diferentes
especies animales y podemos compararlas con la especie humana
7.- Con relación a la audición en el
hombre y la comparación con nuestras mascotas, ¿cuáles son las
diferencias más importantes?.
Las diferencias
“anatómicas”, aunque existen, no son muy relevantes y están bien delimitadas a
pesar de que son muchas las especies con las que debemos tratar. Lo más normal
es hacer test de BAER en perros y gatos, pero en la clínica veterinaria, pueden
aparecer otras especies que necesiten estas pruebas, como caballos, ganado
vacuno de alto valor genético, por supuesto animales de laboratorio o animales
exóticos… entre todos ellos existen condicionantes y diferencias de respuesta
según la especie, pero en la mayoría están bien descritas. El tamaño del
cráneo, la cantidad de masa corporal que separa los electrodos situados en la
superficie de cráneo del tronco cerebral y la propia estructura de la vía
auditiva en el cráneo y cerebro, condicionan la morfología del registro.
Incluso dentro de la misma especie, existen diferencias de patrones auditivos
(diferencias en los trazados de BAER). Hay artículos que describen diferencias
claras entre razas como por ejemplo San Bernardos y Chuihuauas (por irnos a dos
extremos), o diferentes estirpes de
ratas o ratones ,etc. La prueba puede ser tan precisa que en medicina humana
por ejemplo, los parámetros de referencia de amplitudes y tiempos (Figura…..)
varían en milivoltios y milisegundos según se sea hombre o mujer.
La diferencia
fisiológica más clara entre especies es que no todas escuchan las mismas
frecuencias sonoras. Algunos animales escuchan frecuencias mucho más altas y/o
mucho mas bajas que los humanos cuyo rango auditivo se encuentra entre 20 y
20000 Hz. Gracias a la contribución de
diferentes autores sabemos rango de frecuencias en las que oyen diferentes
especies animales y podemos compararlas con la especie humana:
Casi todas las
especies de compañía o abasto, tienen un rango más amplio de frecuencias
audibles que la especie humana. La mayor sensibilidad auditiva de todas ellas
se sitúa en el tercio medio de este intervalo más o menos. Hay una gráfica “clásica” (Figura 3) publicada Strain G.M. donde se pueden ver los
audiogramas de diferentes razas de perros a diferentes frecuencias de sonido.
El audiograma es como “el resumen” en forma de gráfico de la agudeza auditiva
de un paciente a distintas frecuencias sonoras.
Esta diferencia supone
un handicap en el diagnóstico e investigación de la audición en animales, ya
que como hemos visto, las frecuencias que escuchan superan con creces los
típicos 20 KHz que pueden reproducir casi todos los altavoces o auriculares de
sonido de gama media del mercado. De modo que salvo que dispongamos de
altavoces especiales, solo podremos realizar audiogramas parciales, dejando sin
explorar las frecuencias más altas de las especies animales. Esto es claramente
diferente en los humanos ya que los rangos de frecuencias explorados y que son
las principales para hablar, oír y comunicarnos verbalmente, van
aproximadamente de 250 Hz a 8000 Hz (frecuencias de nuestra habla). Esta
frecuencias son muy bajas para casi todos los animales de compañía y no son las
que se afectan con más frecuencia en las sorderas por ototoxicidad, o en
condiciones de envejecimiento. Es por ello por lo que los animales tienen que
tener una gran presbiacusia o una sordera ototóxica severa para dejar de poder
oírnos. En resumen, teniendo en cuenta que en el mercado existen poquísimos
equipos “especializados” en BAER para animales, resulta muy difícil poder
realizar estudios completos y por frecuencias concretas. Normalmente se realizan
estudios con sonidos multifrecuenciales (clicks) que estimulan por igual todas
las células cócleares
.
“Las diferencias fisiológicas y de audición en
diferentes especies animales, son muy acusadas entre si y también respecto a
las humanas. A pesar de ello el diagnóstico BAER, está perfectamente tipificado
en muchas especies y resulta válido para el diagnóstico y cuantificación de la
hipoacusia”.
8.- ¿Porque es tan importante su
detección precoz?. ¿Se le está prestando la importancia debida por parte de los
criadores y propietarios en estas primeras etapas de vida?
Aunque para las
especies animales que hemos mencionado,
el sentido del oído no es el principal apoyo sensorial dentro de un medio natural
y salvaje, ya que se apoyan mucho mas en
el olfato o la vista para recibir información y socializar con sus congéneres,
cuando domesticamos a estas especies y las ponemos en un entorno humano, el
sentido del oído cobra mayor importancia, ya que el humano se comunica con su
mascota mediante el sonido principalmente. Por lo tanto si el animal no oye
bien o no oye nada, el humano se ve en dificultades para educar al animal o que
este responda a órdenes. Esto no es tan sencillo, porque siempre se introducen
otros tipos de lenguaje, visual o de contacto entre propietario y mascota, pero
en cuanto a términos de llamada de atención, control a distancia y órdenes, el
lenguaje humano y por tanto el oído en la mascota tiene un papel protagonista.
Cachorro del Criador "De la Blanca Azalea"
¿Qué ocurre cuando un
cachorro de perro no oye? Pues sencillamente que el periodo de educación o
entrenamiento de las primeras semanas o meses resulta complicado o infructuoso,
porque en cuanto el perro pierde contacto visual o físico con nosotros, queda “fuera de control”, no es
capaz de responder ante nuestras llamadas, ni responder ante ruidos de un
entorno humano que pueden representar peligro, como por ejemplo el tráfico. El
resultado es que la relación de la mascota en estas situaciones con sus
propietarios y con el entorno que le rodea se altera y el carácter y
comportamiento del animal va cambiando en función de sus experiencias y
“personalidad”. Podemos tener animales muy difíciles de controlar, muy
nerviosos y “desobedientes”, incluso agresivos que reaccionan
desproporcionadamente ante cualquier estímulo, pero también tenemos animales
muy retraídos y asustadizos. Todo dependerá de un conjunto de situaciones
externas y del propio carácter del animal. Del trabajo y responsabilidad del
propietario dependerá también en muchas ocasiones el resultado y destino final
de la mascota; en ocasiones el propietario no podrá o querrá afrontar esta
relación especial y otros harán lo posible por educar al perro en esta
situación “anómala”.
“Es fundamental la detección temprana de la sordera en animales de compañía
para evitar problemas de conducta o educación”
9.- ¿Deben por tanto los criadores involucrarse
de una forma más activa en su detección y eliminación?. ¿Qué medidas
propone para impulsarlo?
Creo que sí, que los
criadores de estas razas predispuestas deberían hacerlo y de hecho algunos lo
hacen. Esto sería fundamental para evitar los problemas mencionados antes. De
hecho muchos criadores saben que las razas que crían son propensas a padecer
sordera hereditaria y seleccionan los reproductores más adecuados para
evitarlo. Otros además de la responsabilidad como criador para la mejora
genética de sus productos, o el reglamento de sus sociedades canina o felina,
se ven obligados si quieren participar en exposiciones o concursos que exigen
certificados de audición normal. También algunos mercados europeos requieren
este certificado para poder exportar animales de estas razas predispuestas.
Creo que deberían
establecerse una serie de recomendaciones a la hora de reproducir y vender
animales de razas predispuestas. Es un tema de difícil coordinación en el los
Colegios Veterinarios, el Consejo de Veterinarios y las diferentes Sociedades y
Clubes deberían adoptar algún tipo de acuerdo o reglamento, pero esto no deja
de ser una opinión personal.
En cuanto a que
medidas deberían tomarse, creo que sin duda la principal sería la prevención de
este problema mediante la selección de reproductores libres de sordera. Pero
esto sin duda causaría consecuencias económicas que no me atrevo a intentar
valorar.
Desde el punto de
vista veterinario ya estamos haciendo una pequeña aportación, ofreciendo el
diagnóstico de sordera en animales en la Consulta de Electrodiagnóstico del
Hospital Clínico Veterinario en la Facultad de Veterinaria de la UCM y
emitiendo informes para cachorros y reproductores y animales enfermos con
afectación auditiva, También estamos incluyendo en la formación de nuevos
veterinarios, dentro de la Licenciatura y el Grado en Veterinaria algunos temas
específicos en estas patologías y su diagnóstico, así como la aproximación de
los métodos de electrodiagnóstico para el estudio no solo del oído sino de otros
órganos y sistemas.
También estas pruebas
se hacen en en el Servicio de Neurología del Hospital Clínic Veterinari
(Universidad Autónoma de Barcelona) y nos consta que alguna clínica veterinaria
privada ha comenzado a ofrecer estos servicios. Como en cualquier otro tipo de
actividades y certificaciones veterinarias, estas pruebas deberían ser
realizadas por profesionales veterinarios para aportar suficiente nivel de
control sobre la calidad y veracidad de las mismas. Se necesitan ciertas
garantías, conocimientos y regulación
deontológica para emitir informes válidos.
Desde nuestra posición
como Clínicos del HCVC y Docentes de la Facultad de Veterinaria de la UCM, ya
estamos poniendo nuestro granito de arena en el diagnóstico clínico y la
formación de alumnado para ello. Aun así,
la implantación de las pruebas y la penetración social e incluso
profesional, aún no ha sido suficiente. Creo que medios de divulgación como el
de esta publicación pueden ayudar mucho en la mejora de esta situación a pesar
de no profundizar demasiado en aspectos técnicos del tema.
10.- ¿Cómo debería actuar el veterinario
clínico en este tema, en su labor de asesoramiento al nuevo propietario de un
cachorro?
Pues me permito
recomendar alguna lectura especializada a mis compañeros como la del libro
“Deaffness in dogs and cats, de Strain, G. M., George M. Strain, CABI , 2011”,
donde podrán encontrar respuestas a las dudas que se les planteen ante un
paciente sordo. Incluye un capítulo titulado “Viviendo con un perro o gato
sordo”. Donde podrán obtener muchas respuestas y consejos.
Primero deberían
realizar un diagnóstico de aproximación, intentando determinar si el animal es
sordo del todo o no. La sordera total es
relativamente fácil de diagnosticar mediante test sencillos de estímulos
sonoros fuera del campo visual, o en animales relajados o dormidos. Hay que
tener cuidado porque aunque no nos oiga, si puede sentir vibraciones fuertes
con órganos propioceptivos no auditivos o incluso oler presencias conocidas y
cercanas. Con sorderas parciales o unilaterales el diagnóstico se complica y
hay que recurrir sin alternativa al test BAER o al de Productos de Distorsión
Otoacústica (DPOAE).
Una vez detectada la
sordera y comprobado si es total o parcial la actuación depende del
propietario. Si la sordera es unilateral el cachorro va a poder ser educado
como cualquier otro, no va a influir prácticamente en su desarrollo social.
Pero en caso de sorderas severas o totales, la educación del cachorro aunque
posible, será más difícil. Todo tendrá que basarse en comunicación visual y con
signos. La ayuda de collares de electroestimulación o linternas para llamar la
atención visual del perro serán casi imprescindibles y la comunicación con el
mismo deberá basarse en un lenguaje de signos. En EEUU, se recomienda el uso de
unos códigos transformados del “American Sign Languaje (ASL)” debido a temas de
estandarización. Otros entrenadores o incluso propietarios pueden inventar los
suyos, aunque es recomendable partir de una base común para que el perro
responda igual ante su propietario como ante otros humanos conocedores del
lenguaje. Aun así salvado este escollo, los peligros de la ciudad, el campo o
la industria, pueden hacer la vida del paciente un poco mas peligrosa (coches,
maquinaria, obstáculos…) y hacer necesaria una muy estrecha vigilancia de por
vida del propietario sobre su mascota. Esto le debe quedar muy claro al
propietario. Tener una mascota nunca es un juego, implica un compromiso moral,
civil y temporal largo, en el caso de un perro sordo los cuidados van a tener
que ser un poco más intensos. ¿Está el propietario preparado para asumir esta responsabilidad?
11.- ¿Sabe si esta estandarizada algún tipo de
garantía que proteja al propietario ante la adquisición de un cachorro con
sordera congénita?
Bueno, creo que me
pasa un poco como a todos, que el hablar de Leyes es siempre un poco
comprometido, por sernos un tema bastante ajeno.
La sordera podría
considerarse, y digo podría, un “vicio redhibitorio”. Una situación que a la
compra del animal puede llegar a incapacitarle para su función, compañía,
guarda, defensa, guía, caza… lo básico y lo que sabemos los veterinarios por
nuestra formación en Deontología Veterinaria, es que existe un periodo después
de la venta de un animal de 40 días para reclamaciones ante la “demostración de
un defecto en el animal comprado, defectos incapacitantes o que impidan al
animal hacer una función o vida normal”. Pero como toda ley hay excepciones y
consideraciones que al final pueden llegar a una reclamación civil, un acuerdo
privado etc. Lo que ocurre en mucha ocasiones es que una vez detectado el
problema, el propietario ya se ha encariñado con la mascota y la situación
legal se complica. Lo mejor es que los propietarios de cachorros a la venta,
sepan exactamente lo que venden y en qué estado lo venden (no vender perros
sordos podría ser una opción) y que los que quieren un cachorro de una de las
razas susceptibles, exijan de algún modo la seguridad de que su perro no está
sordo o estén dispuestos a afrontar este pequeño reto si se encuentran en esta
situación con un cachorro sordo.
No creo que deba
ahondar más en este punto ya que es un tema bastante espinoso y en el que no
soy especialista. En cualquier caso siempre que se produzca esta situación, es
recomendable asesoramiento legal especializado. En cuanto a la situación o
destino de aquellos animales que padecen sordera y que o “no deberían ser
vendidos” o “no deberían ser utilizado como reproductores”, creo que es un tema
aún más complicado y que debería regularse desde el Consejo General de
Veterinario, Colegios Veterinarios o Asociaciones de Criadores.
12- Para terminar, ¿además de para el oído, existen pruebas
equivalentes para otros órganos o sentidos?
Si, lo cierto es que
hay pruebas basadas en principios similares, y no sólo para órganos de los
sentidos, Por ejemplo la electroretinografía, diversos potenciales evocados,
como los auditivos, visuales, somatosensoriales, incluso se está cuantificando la
olfacción, el equilibrio etc. Generalizando se puede decir que todo órgano que produzca electricidad o conduzca electricidad,
puede ser valorado funcionalmente mediante técnicas de electrodiagnóstico.
Todas requieren un suficiente conocimiento anatomofisiologico del órgano o
sistema que valoran y unas adaptaciones técnicas para la medición de la
actividad del mismo. Son complejas de aprender y poner en práctica, pero
resultan de una enorme ayuda a la hora de valorar de un modo preciso un órgano
sensorial o sistema orgánico. Por acabar con un ejemplo con el que también
trabajamos; se puede valorar como los nervios periféricos y o la médula espinal
conducen la electricidad proveniente de la función motora o sensitiva de un
paciente, o la actividad muscular generada de modo voluntario o evocado en un
músculo y de este modo diagnosticar desde enfermedades nerviosas degenerativas
nerviosas o musculoesqueléticas hasta alteraciones traumáticas medulares o
cerebrales. En fin, estamos ante un conjunto de técnicas que pueden resultar
muy valiosas que siguen avanzando para hacerlas más exactas, rápidas y de más
fácil ejecución.